from Fudekara

Liliana Ponce transl. by Michael Martin Shea


Day Three


The return trip has a map already. Surviving in sugar waters, in rhythms of algae.

The earth in the hollow is breaking—I knew it instinctively, and in my mind, insects were swarming, traversing the city of your map.

I worked in a mountain of ocean things.

I thought: A new tropic would divide the days. The days had begun again randomly, like shoals of clay on the coast.

I knew it instinctively, and I was wandering the city of your map.

Day Seven


Practicing the stroke though the signs are unknown.

Someone supports the hand in the inkwell and the ink rises.

My eyelid has refused. The eyelid closes itself, using the force of the thread that knows it exists, that has already stitched it. 

The shadow of dusk over the river is minor, something muddy, of a thick and shifting gray. The river too draws itself lightly, without origins.

Someone supports the hand in the inkwell and spins the bar in circles, slow curves.

Then I cut my mind, I pierced it with a line of glass.

I was liberating reason to the feeling of the improper, to the unspoken world.

I knew that I had entered time—and that time would fork into paths, and each into another.

Day Ten


In order to write, I observe. After, I travel through lands marked with invisible signs. I close my eyes and enter into the cave. You’re waiting for me, to give me the map. I knew it was your map that I came for.

I close my eyes, because time has divided itself into so many threads…

Like a new sky, the air envelopes the cave.

Your map is growing, it shows me a tree and its shadow. The tree too is growing and you’re in its leaves, which, like arms, support me.

Bit by bit I travel the well-read lands.

Day Thirteen


The force of the stroke should not detain you. The force runs through the arm and is absorbed there. Without supporting the arm—the hand in the air, and the force like a breath of solid ether. That there it forms a rigid shadow, wood without landscape—though it’s the landscape that’s sought in the darkness of the room.

In a glass of water this long season will hide itself, or it will bend with the wind above the river.

I will wait for the animal heart.

I will wait for the dawn, and even without voice, I will speak for you.


Día 3


El viaje de regreso ya tiene su mapa. Supervivencia en aguas de azúcar, ritmo de algas.

La tierra en la hondonada quebrándose—conocía por la cabeza, y en la mente, insectos revoloteaban y recorrían la ciudad de tu mapa.

Labraba en la montaña material de mar.

Un nuevo trópico dividiría los días—pensé. Los días al azar comenzaban otra vez, como cardúmenes de arcilla, en la costa.

Conocía por la cabeza, y deambulaba por la ciudad de tu mapa.

Día 7


Ejercitación sobre el trazo aunque los signos son desconocidos.

Alguien apoya la mano en el tintero y la tinta crece.

Mi párpado se ha negado. El párpado se cierra y utiliza la fuerza de ese hilo que sabe que está, que ya lo ha atado.

La sombra del atardecer sobre el río es leve, algo terrosa, de un gris cambiante y espeso. El río se dibuja tambien leve, sin orígenes.

Alguien apoya la mano en el tintero y gira la barra en círculos, en curvas lentas.

Corté entonces mi mente, la atravesé con una línea de vidrio.

Liberaba la explicación al sentimiento de lo impropio, al mundo tácito.

Sabía que había entrado en el tiempo—y el tiempo se abriría en sendas, y en cada senda sería otra.

Día 10


Al escribir, observo. Después, voy hacia tierras marcadas con signos invisibles. Cierro los ojos y entro en la gruta. Me esperás para darme el mapa. Sabía que tu mapa era el deseado.

Cierro los ojos, porque el tiempo se ha dividido en tantos hilos…

Como un nuevo cielo, el aire envuelve la gruta.

Tu mapa crece y me muestra el árbol y su sombra. El árbol también crece y estás en sus hojas, que como brazos, me sostienen.

Palmo a palmo recorro la tierra leída.

Día 13

La fuerza del trazo no debo detenerse. La fuerza recorre el brazo y allí se absorbe. Sin apoyar el brazo—la mano en el aire, y la fuerza como aliento de éter sólido. Que allí se forme una sombra rígida, madera sin paisaje—aunque el paisaje es lo buscado en la oscuridad de la sala.

En un vaso de agua se esconderá esta estación tan larga, o se doblará con el viento sobre el río.

Esperaré el corazón animal.

Esperaré el comienzo del día, y aun sin voz, hablaré para vos.


Michael Martin Shea is the author of three chapbooks of poetry and hybrid writing: Soon (Garden-Door Press), The Immanent Field (Essay Press), and Comparative Morphologies (above/ground press), as well as the translator of Liliana Ponce's Diario/Diary (Ugly Duckling Presse). His poetry has appeared in Colorado Review, ConjunctionsFencejubilatPEN Poetry Series, and elsewhere. He lives in Philadelphia, where he is a doctoral student in Comparative Literature and Literary Theory at the University of Pennsylvania and serves as managing editor of the Best American Experimental Writing series.